Columnas

Tell Magazine, Enero 2014, Museo Estudio De Frida Y Diego Rivera, México.

Para dar inicio a la temporada de México, el mes pasado comenzamos con uno de los personajes más emblemáticos del país, reparando no sólo en el fundamento de sus cuadros, sino también, en la simbiosis «país-artista» donde cada uno de ellos se ve beneficiado por el trabajo del otro.

Como la extravagancia y particularidades de Frida no se agotan en sus pinturas, podemos entender esta columna como la segunda parte. Su vida rebalsa de excentricidades que van desde lo trágico hasta sus instalaciones de trabajo, incluso su vida amorosa. Respecto a esto último, su marido, Diego Rivera, quien destacó tanto como ella por sus murales ejecutados en edificios emblemáticos fuera y adentro del país, debido a su contenido comunista, se vio envuelto en diversas polémicas hasta la destrucción de alguna de sus obras.

Respecto a lo trágico de su vida, un accidente la obligó a pasar más tiempo frente a sus telas, ya que, a través de ellas, podía canalizar su desahogo y desaliento. Por último, al señalar que sus excentricidades también están asociadas a sus instalaciones de trabajo, se refiere a dos grandes motivos.

Frida y Diego, los dos pintores más reconocidos del país, no solo son pareja, sino además, poseen sus talleres en el mismo terreno, algo así como un condominio de artistas donde cada uno de ellos posee su propia edificación compartiendo -aparentemente- sólo el jardín. La casa granate para él y la casa azul para ella, poseen un puente que va desde la cubierta de la casa de Frida al último piso habitable de su copropietario. Esto calzaba perfecto con su estilo de vida. Cada uno podía trabajar tranquilamente en sus proyectos sin la interferencia del otro, así como también, cada uno de ellos podía visitar al otro solicitando sus observaciones respecto al trabajo que estaba en ejecución. Del mismo modo, podían dejar de ser artistas y transformase en pareja o simplemente no abrir la puerta para concentrarse cada uno con sus amantes.

El segundo motivo que lo hace emblemático, se refiere al potencial de sus edificios. Ambos proyectados por el arquitecto Juan O´Gorman en el año 1931 son, por su cuenta, un ícono de la arquitectura moderna. Entiéndase por esta clasificación al período de la historia y no a una solución contemporánea. Es decir, estas obras de arquitectura moderna, son paradójicamente muy antiguas.

Antes, es necesario hacer una simple analogía con la música. Los Beatles fue la banda más exitosa de los años sesenta, con el potencial que eso significa, sin embargo y siendo de todo mi disgusto, destaco el valor y aporte que le entregó a la disciplina. Del mismo modo, y escuchando a la gente que bajaba del bus, quienes con sus comentarios dejaban claro el mismo rechazo frente a esta apuesta arquitectónica, es importante rescatar los valores de esta apuesta por sobre el resultado formal de la edificación.

Fieles al enunciado modernista «la forma sigue a la función», terminan siendo demasiado simples en su gesto. El primer nivel posee pilares que minimizan el contacto con el suelo para no restar terreno debido al emplazamiento del volumen, cajas cuadradas con bastante ventanal, muchos de ellos de pilar a pilar, es decir, solo se interrumpen por una solución estructural, tampoco presentan tratamientos de maquillaje que busquen apoderarse de la imagen del edificio. Estas y otras soluciones, son algunas de las características que -junto con el valor que le otorgaron sus propietarios- lo transformaron en Patrimonio Artístico de la Nación.

Luego de una serie de restauraciones, abre las puertas al público en el año 1986 funcionando hoy como Instituto de Investigación y Difusión Cultural. Por lo tanto y en términos generales, tenemos un triple interés en este punto urbano, ya que, no solo contamos el valor arquitectónico de sus edificaciones, sino además, la historia y obras de dos de los pintores más representativos del país.

PD: Algunos dirían que es a la inversa. La visita es por los pintores. Luego y adicionalmente, conocer la arquitectura de los «talleres». Quizás este grupo iba escuchando Los Beatles en el bus antes de llegar.