Tell Magazine, Septiembre, Casas Coloniales, México.
El conocido y repetido patio central, propio de las casas coloniales, con su pileta en el centro y corredores perimetrales, no es otra cosa que un diseño pasivo de eficiencia energética. Una solución capaz de entregar las condiciones adecuadas para vivir de una manera agradable en un lugar de altas temperaturas. Importante entender que un sistema pasivo es la antítesis al uso de energía. Se refiere a un diseño que no solo acoge las necesidades de uso, sino además, cada elemento tiene su justificación en pro del confort.
Partamos por los muros. Muchos sostienen que su espesor -superior a lo convencional- correspondía a una herencia de los conventos, donde pretendían aislar a las monjas del mundo exterior. Mientras más altos y anchos, mas desconectadas. Para efectos prácticos, el hecho de que se sigan repitiendo estas medidas, efectivamente sigue siendo una aislación, pero una aislación térmica no social. El muro de treinta a cuarenta centímetros, confeccionado en adobe, mantenía alejado el frio en invierno y el calor en verano, ofreciendo una temperatura pareja durante todo el año, es decir, una especie de cooler habitable.
Sigamos con los corredores. Confirmamos un pasillo techado por el perímetro de la casa que no solo permite un tránsito exterior bajo techo, sino también, logra distanciar las aguas lluvias, por ende, la humedad del interior. Adicionalmente, y a modo de oferta 2×1, entrega una buena cantidad de metros cuadrados de sombra en pleno verano, anulando además la reverberacia térmica. No es de extrañar que hoy se sigan haciendo casas «coloniales» por decenas, todas iguales, con corredores en fachadas que no quedan expuestas al sol, y en los cuales, con suerte, cabe un escaño o banca de plaza. El tema es que debe tener el corredor -sirva o no- para que se parezca a la casa original.
Volviendo al tema que nos importa, la pileta en el centro de estos patios, ha tenido varias funciones tales como lavadero de ropa y platos o bebedero para animales, sin embargo, considerando su ubicación estratégica, la más importante de todas ha sido refrescar el ambiente. Si a esto último le agregamos las corrientes de aire que procuraban tener entre los recintos, estamos hablando de un dominio en sensaciones térmicas a costo cero.
Finalmente, parte de la implementación de estas casas, consistía en la presencia de plantas interiores, entendiendo por ellas, una suerte de cortina verde que colaboraba con las sombras. Podemos concluir entonces, que la casa colonial bien concebida, es bastante inteligente en términos de eficiencia, es decir, se presta para poner en jaque a toda publicidad barata que intenta «vender la pomada» con proyectos inteligentes, eficientes, verdes, sustentables o cualquier concepto cliché que esté de moda en el minuto, ya que, lo que plantean hoy como novedad, se ha aplicado por siglos en este sencillo y silencioso «estilo» tradicional.
Con todo lo anterior, no intento decir que apuntemos a una casa colonial, sino a entender el sentido de las herramientas arquitectónicas. Las soluciones no están simplemente por diseño o identidad, sino por una respuesta a las necesidades del cliente y variables del lugar donde se emplazará el proyecto. Usted no solo debe ser responsable con el planeta, sino consigo mismo y su familia, con su consumo, gastos y calidad de vida.
pd: No compre una del montón…hágasela responsablemente y a la medida.